El incremento en el número de casos y de víctimas a durante las últimas semanas auguraba que más pronto que tarde se iban a superar los mil fallecidos a causa de la epidemia del ébola que sufre el este de la República Democrática del Congo (RDC). El Ministerio de Salud del gigantesco país africano confirmó la triste noticia: 1.008 muertes, 942 confirmadas y 66 probables. La décima epidemia de esta patología que sufre el Congo comenzó el pasado mes de agosto -en las regiones de Kivu del Norte e Ituri, junto a Uganda y Ruanda- y ya es la segunda más grave de la historia, tras la que asoló Libera, Sierra Leona y Guinea entre 2013 y 2016. Entonces, el ébola acabó con la vida de más de 11.300 personas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) se mostró esperanzada de poder controlar la epidemia con ayuda de una nueva vacuna. Sin embargo, altos funcionarios de la entidad admitieron a AFP que la inseguridad reinante, la escasez de recursos y la actitud de políticos locales que fomentan la desconfianza hacia los trabajadores de salud afectaron seriamente los esfuerzos. «Estamos hablando de una situación difícil y volátil», dijo Michael Ryan, director ejecutivo de la OMS para programas de emergencia.

«Estamos anticipando un escenario de transmisión continuada e intensa», añadió. La presencia de varios grupos rebeldes en la región de Ituri y el norte de Kivu vuelve muy difícil para los trabajadores de salud tener acceso a regiones y familias que podrían tener contacto con el virus del ébola. Se estima que ese grupo de personas expuestas podría ascender a hasta 12.000 personas.

Pero más allá de los grupos armados, las comunidades «están siendo manipuladas» para que no colaboren con los esfuerzos contra el ébola, dijo Ryan. Esas comunidades «tienen que recibir garantías de que todos están apoyando la respuesta de salud y que el ébola no puede ser politizado en ese proceso»,

 » Leer más