La gripe también llega un año más por Navidad. El virus ha empezado a extenderse esta temporada por el norte, según los últimos datos de la red de vigilancia que coordina el Instituto de Salud Carlos III, con una incidencia más elevada en el País Vasco y Cantabria. En el territorio vasco se han registrado 97,4 enfermos por 100.000 habitantes y en el cántabro, 90,2, una tasa muy superior a los 35,8 de media española y a los 55,5 a partir de los cuales se considera en España que el virus ha alcanzado nivel epidémico. Lo peor, sin embargo, se espera a partir de la semana que viene, cuando finalicen las vacaciones navideñas y la probabilidad de contagio se dispare en colegios y centros de trabajo.

Ante un agente tan mutante como es el virus de la gripe, que se difunde por el planeta cada año adoptando diferentes identidades y causando daños de distinta índole e intensidad, los expertos que se encargan de vigilarlo están todavía “a la expectativa”. “Es demasiado pronto para saber cómo será la gripe esta temporada, será más fácil responder a esa pregunta dentro de dos semanas”, explica José María Arteagoitia, jefe de Vigilancia y Vacunas de la Dirección de Salud Pública del Departamento de Salud del Gobierno vasco.

En las primeras pistas que deja la epidemia en Euskadi, la puerta por la que ha entrado este año en la Península, los especialistas no detectan de momento ningún rasgo excepcional. Según el último informe de la red de vigilancia del Instituto de Salud Carlos III, los análisis de los primeros casos han registrado un “gran predominio” del virus de tipo A, que contrasta con la rara prevalencia del B en la temporada pasada, explica Arteagoitia. También se aprecia un cierto equilibrio entre el H1N1 y el H3N2. El primero de estos dos subtipos suele protagonizar las epidemias más suaves porque provoca menos casos graves, mientras que el segundo es más virulento.

Si se toma como referencia el comportamiento del virus en el hemisferio sur del planeta,

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