Una nota en la hoja del calendario correspondiente al 18 de abril informa de que mañana se celebra el Día Europeo de los Derechos de los Pacientes; una efeméride que resulta incluso estrambótica en medio de una pandemia tan devastadora. «Jamás pensé que llegaría a vivir algo así», confiesa Jesús María Aranaz, jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid, uno de los centros sanitarios que atiende a más enfermos de la Covid-19. Aranaz, que dirige el Máster en Gestión de la Seguridad Clínica del Paciente y Calidad de la Atención Sanitaria de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), recuerda que las medidas excepcionales suponen restricciones a la libertad, pero asegura que los derechos de los pacientes no se han visto vulnerados en mayor medida que los del resto de los ciudadanos. Al finalizar la conversación, el doctor Aranaz se anima con una recomendación literaria: «Quizá no ahora, pero dentro de cuatro o cinco meses habría que leer el ‘Ensayo sobre la ceguera’, de José Saramago».

– ¿Tiene sentido hablar de derechos de los pacientes en medio de una catástrofe?

– Eso no tiene una fácil respuesta. Debemos compaginar la justicia distributiva con la maximización del beneficio global para los pacientes. Esto a veces es complicado porque requiere consenso y transparencia para elegir la mejor respuesta con unos recursos limitados. Dicho esto, yo no veo que estén mermados los derechos de los pacientes, a excepción de lo que condiciona el propio estado de alarma. Estamos brindando una situación sanitaria en condiciones de igualdad. Estoy convencido de que tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios, con unos profesionales de los más comprometidos del mundo.

– Un protocolo de la Sociedad de Medicina Intensiva aconseja que, en caso de escasez de respiradores o de camas UCI, se dé prioridad a aquellos pacientes con mejores expectativas de vida.

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