Mucho se habla en los últimos tiempos de las ‘relaciones tóxicas’ o lo que en psicología se define también como ‘relaciones disfuncionales’. Ambos conceptos hacen referencia a lo mismo: relaciones dañinas que suelen extenderse en el tiempo a pesar de los efectos nocivos que conllevan para ambas partes.
¿Qué convierte a una relación en algo poco saludable? Los expertos consideran una relación tóxica aquella que genera un entorno de inseguridad e inestabilidad emocional para los dos miembros de la pareja, aquellas en las que no se respeta al otro ya sea en el ámbito de la privacidad o en el de las opiniones o los deseos personales, en la que hay una parte dominante en la que suelen aflorar los celos, los sentimientos de posesión y la tendencia al rencor; y una parte sumisa dominada por los sentimientos de culpa. En conclusión, no son relaciones de iguales sino que están basadas en la dicotomía perdedor-ganador o dominación-sumisión.
Para evitar caer en una relación tóxica los psicólogos señalan que es necesario aprender a identificar este tipo de personalidad. Esta es una serie de señales que pueden advertirnos que estamos ante una persona/pareja con un alto grado de toxicidad:
– Suelen centrase exclusivamente en su propio bienestar.
– Son autoritarios, siempre intentan imponer su voluntad.