Estamos hartos de escuchar lo importante que es el ejercicio físico para la salud humana, pero la verdad es que es difícil enfatizar lo suficiente sus efectos positivos en un buen número de aspectos diferentes de nuestro bienestar.

Ahora, por ejemplo, un nuevo estudio publicado en el medio especializado Prostate Cancer and Prostatic Diseases ha documentado los beneficios que puede aportar a las personas con cáncer avanzado, y como estos son evidentes, incluso atendiendo a cada sesión individual de entrenamiento que se realiza.

Mioquinas, medicina de nuestro propio cuerpo

La investigación se construye sobre trabajos previos también llevados a cabo por la Universidad Edith Cowan (ECU) (Australia) que ya habían observado que los hombres con cáncer de próstata avanzado pueden cambiar el entorno químico de su cuerpo a lo largo de seis meses de entrenamiento, de manera que en cierto grado suprima el crecimiento de las células cancerígenas.

Concretamente, en esta clase de pacientes el ejercicio físico parece aumentar los niveles de unas proteínas llamadas mioquinas, que son secretadas por las células de la musculatura esquelética (aquella que mueve los huesos de nuestro cuerpo) y que pueden suprimir el crecimiento tumoral e incluso combatir activamente las células cancerosas estimulando un buen número de procesos anticancerígenos en nuestro cuerpo.

Ahora,

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