Desde hace relativamente poco tiempo sabemos que sí puede haber uracilo en el ADN. Pero vayamos por partes para entender su función. Toda la información que hace que los seres vivos seamos como somos está contenida en unas moléculas orgánicas a las que llamamos ácidos nucleicos y que pueden ser de dos clases: ácido ribonucleico al que conocemos como ARN y ácido desoxirribonucleico al que llamamos ADN.

La vida comenzó en la Tierra hace unos 3.600 millones de años y parece que fue gracias a un mecanismo replicativo, es decir, se produjo una fórmula química que tenía la capacidad de copiarse a sí misma. Lo más probable es que ese elemento replicativo fuera el ARN. El ARN no es más que una molécula orgánica, una cadena formada por otras moléculas más pequeñas y más simples que se llaman bases nitrogenadas. Esas bases nitrogenadas que forman el ARN son cuatro: adenina, citosina, guanina y el uracilo por el que preguntas. Pasado un tiempo el ARN sufrió modificación, evolucionó y apareció el ADN que también está formado por cuatro bases: adenina, citosina, guanina pero, a diferencia del ARN, en vez de uracilo el ADN contiene timina. La otra gran diferencia entre los dos ácidos nucleicos es que el ARN es una sola cadena y el ADN son dos cadenas formando un helicoide. El conocimiento general es que el uracilo solo se encuentra en el ARN y la timina en el ADN.

Desde hace unos quince años, y gracias a los trabajos de la investigadora Angela Bekési y sus colaboradores, sabemos que el ADN también puede contener uracilo en algunos casos. No es una presencia general ya que como te explicaba, la base que sustituyó al uracilo en el ADN es la timina. Pero hay ocasiones en las que la citosina del ADN se convierte espontáneamente en uracilo. No sabemos por qué ocurre pero sí sabemos lo que provoca este cambio, cuando el ADN se vuelve a duplicar donde hay uracilo se complementa con una adenina, en lugar de una guanina como debería ser;

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