Los humanos cada vez comen más parecido. Un estudio con datos desde los años sesenta muestra una tendencia hacia una dieta universal. La convergencia es más acusada entre las poblaciones de América del Norte, Europa y el este de Asia. En China, por ejemplo, el consumo de carne se ha multiplicado por ocho. Los cambios han sido más tibios en el sudeste asiático y en América Latina. Por último, en África, en especial la subsahariana, siguen comiendo igual de poco y de mal que hace 50 años.

Un grupo de investigadores ha analizado los datos de consumo de 18 grandes grupos de alimentos en 173 países desde 1961 y hasta 2013. La mayoría de la información procede de los balances alimentarios que hace la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Los resultados del estudio, publicado en Nature Food, muestran grandes cambios en esas cinco décadas y en la mayoría de los países.

«Parece estar produciéndose una convergencia parcial en la dieta global», dice el investigador de la Universidad de Kent (Reino Unido) James Bentham. «Se caracteriza por un consumo relativamente mayor de alimentos de origen animal (carne, leche, huevos…) y azúcares, pero también por un creciente consumo de vegetales», añade.

China, Corea del Sur y Taiwán son los países donde más ha crecido el consumo de carne

En los datos se observa que hay dos grandes tendencias casi paralelas. En países densamente poblados del este de Asia, tradicionalmente de dieta vegetal, se ha producido un explosivo crecimiento del consumo de carnes. El caso más destacado es el de China. La proporción de cuatro grupos de alimentos en 1961 era la siguiente: el 57% de la dieta eran cereales, el 21% raíces ricas en almidón, como las patatas, el 2% eran carnes y un 1% azúcares. En 2013, el cambio ha sido drástico: los cereales, en particular el arroz, representan el 47% de la dieta, los tubérculos han bajado al 5%, la carne ha subido hasta el 16% y los azúcares se han doblado.

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