El pescado es por lo general un alimento muy beneficioso para nuestro organismo, y las dietas ricas en él suelen relacionarse con mayores esperanzas de vida y mejor salud cardiovascular. No obstante, ciertos tipos pueden esconder un riesgo oculto si se consumen en exceso.
Y es que algunas especies, en concreto los depredadores más longevos y más grandes, tienden a acumular mercurio (concretamente en forma de metilmercurio): un metal pesado que puede dañar el sistema nervioso y la función renal.
Los niveles peligrosos de mercurio
Es por eso que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) no recomienda el consumo de ciertos pescados a los menores de 10 años, ya que en esas etapas su desarrollo neurológico puede verse severamente afectado por el mercurio.
Concretamente, son cuatro los pescados que la institución desaconseja a esta demografía: el pez espada o emperador, el atún rojo, cualquier especie de tiburón (las más habituales en España son el cazón, el marrajo, las mielgas, la pintarroja y la tintorera) y el lucio.
Los niveles concretos de mercurio que contiene cada pescado son difíciles de determinar, ya que pueden variar ampliamente en función de factores como la edad y el tamaño del animal o el área geográfica de la que procede.
No obstante,