Aunque lo recomendable es cepillarse los dientes tres veces al día, con los desajustes de horarios, las prisas o los planes fuera de casa, a todos puede olvidársenos de vez en cuando seguir estas recomendaciones. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando el olvido se convierte en un hábito? Las consecuencias pueden ser trágicas para nuestra salud bucodental.

Aparición de placa… y mal aliento

Una de las primeras consecuencias que tiene que el dentífrico no haya hecho acto de presencia en nuestra boca es la aparición de placa.

Esta capa que actúa como depósito de bacterias suele aparecer en la parte exterior de los dientes. Los daños que causa son remediables, pero, si lo tomamos como costumbre y seguimos sin lavarnos los dientes la aparición de placa crecerá unida al mal aliento.

Gingivitis: inflamación de las encías

Si el hábito de no lavarse los dientes comienza a extenderse en el tiempo, la acumulación de placa será cada vez más gruesa.

¿Su principal consecuencia? Que se comience a desarrollar la gingivitis, enfermedad que afecta a las encías y provoca inflamación en la zona, un tono rojizo de los tejidos e hinchazón. Si no se trata a tiempo puede producir sangrados, dolor y transformarse en enfermedades más peligrosas.

Manchas blanquecinas en los dientes y caries

El no mantener una mínima higiene bucodental también puede provocar que las bacterias que habitan dentro de la boca y que se han ido acumulando,

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