Las familias que se niegan a la donación de órganos de sus seres queridos fallecidos son pocas en España. Y cada vez menos. Nunca han sido muchas, pero en las tres últimas décadas, desde 1992, se ha reducido casi a la mitad hasta quedar en un 14%. Esta conciencia solidaria es la base del nuevo máximo histórico de número de donantes que marca el país. La Organización Nacional de Trasplante (ONT) ha hecho público este viernes el balance de 2019 y vuelve a celebrar varios hitos. El primero es revalidar el liderazgo mundial después de 28 años consecutivos en lo más alto. Son 48,9 donantes por millón de población (p.m.p) registrados y se está cerca de alcanzar el objetivo puesto en 2017 de alcanzar los 5.500 trasplantes en 2022. Concretamente, a 51 casos.

Los dos órganos que destacan son el renal y el de pulmón. En ambos casos también se ha batido récord: los hospitales españoles realizaron 4.323 del primero y 419 de pulmón. El segundo más realizado sigue siendo el hepático (1.227 casos) y le siguen los de corazón (300), páncreas (76) e intestino (4).

Las cifras son positivas por partida doble si se tiene en cuenta que, en España, el contexto para la donación es «complicado», valora la directora de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil, quien destaca «el especial mérito» de estos datos. Más de la mitad de los donantes (56,4%) supera los 60 años y la principal causa de fallecimiento (con diferencia) fueron los accidentes cerebrovasculares. La última, los accidentes de tráfico, un aspecto que destaca, pues en dos décadas ha pasado de suponer un 20% de los donantes a un 4,4%. En el otro extremo se encuentran las donaciones entre vivos. En este caso el trasplante renal ha experimentado un considerable incremento: un 10% más con respecto a 2018, con 335 casos.

Una vía de crecimiento

Desde la ONT dan mayor importancia al incremento que registran las donaciones en asistolia (órganos y tejidos recuperados tras una parada cardiorrespiratoria).

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