Todos hemos oído hablar alguna vez del llamado reloj biológico. A éste hay que sumarle además – siempre que no se tome la decisión de formar una familia monoparental- encontrar la estabilidad emocional con la pareja, la más difícil todavía estabilidad económica y laboral y, por si esto fuera poco, el que la familia, los amigos, los allegados y hasta los desconocidos se tomen la licencia de opinar sobre si a una mujer le ha llegado el momento de tener hijos porque “se le pasa el arroz”.
En España la edad media en el que las mujeres tienen su primer hijo se ha establecido en los 32 años y según el estudio El reloj biológico de la mujer realizado por la marca Clearblue, ocho de cada diez mujeres entre los 30 y 40 años sienten que se activa este cronómetro biológico durante este periodo (aunque el 60% de las encuestadas considera que hasta las 45 hay tiempo para tener un hijo).
Ser madre es una decisión muy personal que cada mujer debería tomar libremente pero que, por desgracia, sigue dependiendo (y cada vez más) de factores externos – como las dificultades económicas y las complicaciones para conciliar la vida laboral y familiar-; y en la que la presión social y familiar todavía sigue ejerciendo una gran influencia a pesar de lo mucho que han avanzado los tiempos y de que no hay una regla escrita ni comprobada que indique que una vida sin hijos sea menos plena que otra con ellos.