EL PAÍS pasa una jornada a bordo de una ambulancia del SEM. gianluca battista

Apenas pasan 10 minutos de las 9.30 de la mañana. Hora punta en Barcelona. El tráfico congestiona la ciudad de mar a montaña. La central de coordinación del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) avisa por radio de un accidente a la altura del Paseo Colón. El doctor Jorge Morales, jefe territorial del SEM en Barcelona ciudad, activa la sirena y cambia el rumbo del vehículo de intervención que pilota. Sobre el techo del coche, una alarma luminosa de color azul intenta dispersar a la multitud. Parece un accidente leve, con un taxi y una moto implicados. “Suelen ser lesiones leves, erosiones o caídas. En verano, pasa por estar poco protegidos, con partes del cuerpo al aire”, explica Morales. Una ambulancia medicalizada y otra de apoyo vital básico, con un técnico y una enfermera, van también de camino.

Morales pisa el acelerador y comienza una conducción defensiva. Esto significa que puede hacer lo que quiera —saltarse semáforos, superar la velocidad permitida—, pero siempre bajo su responsabilidad. Cuando llega al lugar del accidente, Mossos d’Esquadra, Guardia Urbana y un par de ambulancias del SEM están ya atendiendo a los afectados. “La motorista tiene unas abrasiones en la pierna. Irá al hospital por sus propios medios”, resume una enfermera. Los equipos sanitarios finalizan el servicio y retornan a la base hasta nuevo aviso.

Cuando un ciudadano llama al 061 CatSalut Repon, la central de coordinación del SEM —tiene una sede en L’Hospitalet de Llobregat y otra en Reus—, se pone en marcha para atender la demanda y activar el recurso necesario. “Esto es el cerebro del SEM. Recibimos todas las llamadas, desde una urgencia a una consulta, y se da la solución más adecuada”, explica desde la sala de mando el jefe de guardia, Luís Herrero. En Cataluña hay 421 ambulancias, el 80% de apoyo vital básico y el resto, medicalizadas. Además, la comunidad dispone de cuatro helicópteros ubicados estratégicamente en el territorio.

De ruta por la ciudad, vuelve a sonar la radio: una persona con agitación psicomotriz.

 » Más información en elpais.es