Es de sobra conocido que, en la mayoría de situaciones, el ejercicio físico es algo muy beneficioso para la salud. No obstante, hay algunos casos excepcionales en los que puede estar contraindicado o que pueden requerir precauciones especiales.

Pensemos, por ejemplo, en lesiones o en problemas cardíacos. En estos supuestos, el ejercicio físico debe formar parte, sin duda, de la recuperación: pero, al mismo tiempo, deberemos seguir las indicaciones del médico para hacerlo con seguridad. Aparentemente, puede que suceda lo mismo con la covid-19.

Un arma de doble filo

Algunas de las secuelas que provoca la covid-19 (lo que conocemos a veces como ‘covid persistente’ o ‘covid larga’) pueden dificultar la actividad física, como ocurre con la fatiga o la pérdida de capacidad pulmonar.

Por ello, muchos pacientes reciben la recomendación de reanudar el ejercicio físico de forma gradual. Ahora un estudio ha encontrado que este enfoque podría de hecho empeorar estas secuelas.

Como explican sus autores en el medio científico International Journal of Environmental Research and Public Health, una encuesta realizada a 500 personas con este tipo de secuelas reveló que el 75% de ellas reportaba que la actividad física empeoraba estos síntomas, mientras que un 20% opinaba que a veces los hacía mejorar y otras veces empeorar.

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