¿Por qué nos damos la mano al saludarnos? Hay muchas razones posibles para este ritual tan común y tan antiguo. Algunos hablan de mantener la distancia, otros de medir fuerzas, otros de asegurarse que ninguno porta armas. A todo esto, un investigador llamado Noam Sobel, dio una respuesta a este enigma que me resultó completamente inesperada.

Sobel grabó los gestos que hacia la gente luego de estrecharse la mano. Y así descubrió que casi todos, aunque rara vez seamos conscientes, lo que solemos hacer con más frecuencia es: … olernos la mano. Y obviamente lo hacemos, cuando nadie nos mira.

Y no es solo que la gente acerque mecánicamente la mano a la nariz. Sobel mostró que, además, al mismo momento respira profundamente, inhalando las moléculas que la otra persona ha depositado en su mano.

Este ritual tiene una curiosidad: al estrechar la mano a una persona del mismo sexo (no importa si son hombres o mujeres) se huele la mano derecha. Que es la que estrecharon. En cambio, al saludar a una persona del sexo opuesto, se huele la mano izquierda, la que porta solo olores propios. Es como mirarse en el espejo de los olores para saber qué impresión hemos dejado en la otra persona.

El olfato manda

Cada uno puede imaginar las razones de este comportamiento, a la vez tan propio y tan desconocido. Y que nos da tanta vergüenza y sorpresa (por lo menos a mí me la dio) cuando descubrimos que lo hacemos.

¿Importa acaso la orientación sexual de los que se saludan, o si son conocidos, o si el encuentro es formal o festivo? No lo sabemos. Y es que, con cada respuesta, la ciencia abre un universo aún más grade de nuevas preguntas.

El experimento de Sobel nos muestra que el olfato tiene un rol mucho más decisivo del que sospechamos en cómo nos relacionamos. Y no es el único. Hace ya unos años, Claus Wedekind, un científico suizo hizo un experimento curioso. Pidió a unos cuantos hombres que vistiesen,

 » Más información en elpais.es