El hábito de fumar es el principal factor de riesgo para desarrollar cáncer de pulmón. Sin embargo, todos conocemos a personas que, tras toda una vida fumando abundantemente todos los días, nunca llegan a desarrollar la enfermedad.

Mecanismos para repara el daño genético

Podríamos pensar que, en cierto modo, el cáncer de pulmón es como una lotería para la que los fumadores simplemente compran más papeletas. Pero la verdad es que no funciona del todo así, sino que hay algunas personas que ya parten desde una situación de menos riesgo.

Esto es lo que concluye un grupo de investigadores adscritos a la Universidad de Medicina Albert Einstein de Bronx, Nueva York, en un artículo publicado en la revista científica Nature.

En él, explican que el humo del tabaco daña el ADN de las células pulmonares, en algunos casos provocando que las células se reproduzcan sin control y, por tanto, originando un cáncer. Las mutaciones que se producen son aleatorias, por lo que en cierto modo sí que es cierto que el azar interviene en la ecuación y que algunas personas pueden no llegar a desarrollar nunca cáncer por pura suerte.

Pero es más complejo que eso, ya que debemos tener en cuenta que nuestro organismo dispone de mecanismos para protegernos de ese daño genético.

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