El gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se llevó este martes dos reveses serios. Por la mañana, todos los partidos de la oposición salvo la CUP votaron a favor de la reprobación al gobierno municipal por la gestión de uno de sus proyectos estrella, el Plan de Barrios. Por la tarde, en la Comisión de Economía, de nuevo la oposición tumbó la propuesta de revertir la cesión de la capilla de la Misericòrdia para ampliar el Macba y destinar el espacio a construir el CAP del barrio del Raval.

La votación en la comisión supone, de hecho, que el Macba gana la primera batalla y retiene un espacio que el departamento de Salud asegura que es el único apto para trasladar el CAP del Raval, cuyas condiciones son lamentables. Porque tiene que ser una votación de plenario quien revierta la cesión. Y tras la mayoría de ‘noes’ de este martes, el ejecutivo municipal no llevará la votación al pleno de la semana que viene. A no ser que hubiera acuerdo, lo cual es poco probable. Hace un mes que una comisión técnica trabaja analizando las propuestas que hay sobre la mesa, pero la madeja no se desenreda. Y políticamente, que las elecciones municipales estén a la vuelta de la esquina no ayuda. La última oportunidad será el pleno de finales de abril.

Ayer los vecinos y profesionales sanitarios del Raval —que amagan con movilizarse si no se asigna un espacio al CAP antes de las elecciones— volvieron a asistir a las intervenciones de los grupos políticos: todos empatizan con la urgencia de construir un nuevo CAP; y todos votan en contra de ceder la capilla al centro sanitario. ERC, que a última hora ha propuesto ubicar el ambulatorio en un solar de la UB, optó por no votar.

La reprobación matutina de Colau por la gestión del Plan de Barrios fue la sexta del mandato y la quinta que impulsa el PSC después de romper el pacto de gobierno que mantuvieron durante un año.

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