Como si intentara librarse de sus demonios, Hunter Biden, hijo del candidato presidencial Joe Bien, ha decidido revelar los detalles de su adicción al alcohol y a las drogas, y su relación con la viuda de su hermano mayor en una larga entrevista en The New Yorker. El momento para hablar no es casual. El abogado de 49 años ha recurrido a la revista estadounidense en un intento por adelantarse a cualquier posible polémica y no perjudicar la carrera electoral de su padre hacia la Casa Blanca. De hecho, Donald Trump ya atacó en mayo y dijo que el exvicepresidente de Estados Unidos debería ser investigado por los negocios que mantuvo su hijo con China durante la era Obama. Hunter le envió un mensaje al mandatario en el artículo: “Jódete, señor presidente”.
A finales de 2017, Joe Biden publicó un libro titulado Prométeme, papá. En un pasaje cuenta las esperanzas que tenía depositadas en su primogénito, Joseph “Beau” Biden, fallecido en 2015 por un tumor cerebral. «Beau Biden, a los 45 años, era Joe Biden 2.0. Tenía todo lo mejor de mí, pero sin los errores de programación», narra. “Estaba muy seguro de que algún día se presentaría a las presidenciales, y con la ayuda de su hermano, ganaría”. Ese hermano era Hunter. El hombre que tras licenciarse en Historia se vio obligado a apuntarse a Leyes porque su pareja, con quien salía desde hacía tres meses, estaba embarazada. El hombre que entraba y salía de centros de rehabilitación por sus adicciones. El hombre que los republicanos miraban con sospecha por establecer negocios con China y Ucrania mientras su padre ocupaba un puesto en la Administración. Ese era el hombre que cargaba en sus hombros la responsabilidad de convertir a su hermano mayor, veterano de Irak y fiscal general de su natal Delaware, en presidente de Estados Unidos.
La Navidad de 1972, Joe Biden ya había sido elegido senador de Delaware, pero aún no había jurado el cargo.