Vivo con dos gatos rescatados de la calle. A menudo, intentan escaparse cuando abro la puerta y debo perseguirlos un rato por las escaleras y devolverlos a casa. Me da miedo abrir las ventanas para que salgan a pasear por el tejado, aunque imagino que les gustaría, como los animales curiosos que son. Quiero protegerlos de caídas, de que se pierdan o de que sean atacados por otro animal. Por otro lado, sé que los gatos son exploradores y libres y siento que estoy de alguna manera “secuestrando» a estos dos animales en casa para disfrutar de su compañía. ¿Qué sería lo correcto? ¿Debo abrirles la ventana para que paseen por el tejado y afrontar el miedo a que algo les ocurra? ¿Es mejor que se queden en casa a salvo? ¿Hay alguna manera de darles libertad y permitirles saciar su afán explorador sin exponerlos a peligros? (Alfredo)

En 2011 se hizo mundialmente famosa una mujer llamada Debbie que subió a la web de ligoteo eHarmony un vídeo presentándose al mundo; a los 30 segundos, empezó a llorar por todos los gatos callejeros del mundo, a los que quería acoger, cuidar y abrazar. El vídeo se volvió viral, se convirtió en una canción de éxito y resultó después ser la performance de una actriz. Pero mientras la mitad del mundo se reía, la otra mitad nos sentíamos extrañamente conmovidos e identificados: rescatar a un animal callejero para darle alimento, casa y amor es uno de los actos que más nos acercan a la sensación de estar arreglando el mundo. Es un acto de amor con consecuencias que vemos de inmediato y que además nos devuelve compañía y cariño por su parte. La vida media de un gato callejero es de dos años, la de un perro de entre tres y cuatro. En el caso de perros y gatos domésticos, cuidados y alimentados, la esperanza de vida se multiplica hasta unos 15 o 16.

«Hay personas que no dejarán a sus gatos hacer algo que pueda ser peligroso para ellos y otras que prefieren que disfruten de la vida y hagan lo que deseen,

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