El Consejo General de Enfermería (CGE), que agrupa a todos los colegios provinciales de España, se ha gastado desde 2002 casi 25 millones de euros en tres proyectos faraónicos que han resultado fallidos. Se trata de un complejo sociosanitrio en Salobreña (Granada), un campus universitario en Majadahonda (Madrid) y una gran residencia en la Costa del Sol que a fecha de hoy han quedado en nada.

Esto ha originado en la corporación pérdidas que superan los nueve millones de euros. Otros 15 millones están enterrados en un hotel de más de 200 habitaciones en Benalmádena (Málaga) al que el Consejo no puede dar —ni prevé poder hacerlo en varios años— ningún uso. La factura por estos reveses la asumen, en último término, los enfermeros, 280.000 en ejercicio en España, que pagan anualmente una cuota obligatoria que supera los 200 euros, principal vía de financiación del Consejo.

Florence Nightingale —fundadora de la enfermería moderna—, fue el nombre dado al complejo de Salobreña. Allí logró el Consejo una concesión administrativa para levantar un equipamiento sociosanitario que, con 12 millones de presupuesto, tenía que ser “el centro de formación e investigación de salud más moderno de Europa”, según divulgó la corporación en mayo de 2004. Al acto asistió la ministra de Educación Pilar del Castillo (PP).

El plan tuvo poco recorrido por errores de diseño y gestión que “obligaron a hacer modificaciones y nuevos estudios, lo que disparó los costes”, detallan fuentes participantes en la fallida ejecución. Un ejemplo eran las habitaciones, “redondeadas, lo que encarece mucho los muebles, y con las puertas correderas, lo que incumple la normativa”.

Otros problemas fueron de tipo técnico, como la falta de previsión sobre el riesgo sísmico de la zona de Salobreña. Pero la puntilla la dio el Banco Pastor, ya extinto, que se comprometió a financiar el proyecto y había abierto una línea de crédito de 4 millones —de los que el Consejo había dispuesto de la mitad—,

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