Cuestiones como querer que te congelen los óvulos antes de hormonarte; acudir a una consulta de ginecología y que el sistema te la anule porque tu nombre es masculino; que les llamen por un nombre masculino hasta que descubren que sus genitales no lo son; pedir cita con un endocrino y que te deriven a psiquiatría. Estas son algunas de la trabas que se detectan en una pequeña encuesta presentada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) y Médicos del Mundo. Por ello, Rubén Castro siempre va al médico desde hace años con la ley en su mochila. “He tenido que cambiar varias veces de doctor por el desconocimiento y desinformación que existe en torno a las personas trans”, afirma. Y Castro no es un caso único.

La mitad de estas personas anula o retrasa sus citas médicas por el malestar que les produce pensar que van a vivir una nueva situación de discriminación como la que han sufrido en anteriores consultas. Esto se debe a que el Sistema Nacional de Salud aún aborda la transexualidad desde una perspectiva binaria y estereotipada, según el sondeo. El 20% de las personas trans anula sus compromisos médicos por temor a que se las llame por un nombre que no es el suyo, el 16% porque piensa que no se les tratará con respeto y el 14% porque no quiere que se les invisibilice como personas trans en la consulta.

Así se han sentido Victoria Gómez y Rubén Castro, quienes achacan estas situaciones a la falta de conocimiento y formación, aunque en ocasiones también de voluntad. “Pedimos que se nos llame por el nombre que sentimos, pero esta petición nunca se cumple”, dice Gómez. «Mi nombre oficial es Víctor, y cuando me identifico como Victoria y me llaman con el anterior, la gente espera encontrarse con Víctor, ahí empieza ese choque emocional de sentirte avergonzada, de vulnerabilidad”, explica. De hecho, el 50% de las personas asegura que han sufrido un trato discriminatorio en alguna ocasión al acudir a los servicios sanitarios,

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