«Antes era como ver por un solo ojo. Ahora, vemos por los dos», resume el doctor Antonio Alcaraz, jefe del servicio de Urología del hospital Clínic de Barcelona. El cirujano y su equipo han incorporado, por primera vez en el mundo, la visión tridimensional en las operaciones de hiperplasia benigna de próstata, la patología más común de esta glándula. La dolencia, un agrandamiento de la próstata que obstruye el flujo de orina, se opera por vía endoscópica, introduciendo por el pene unos tubos con una fuente de luz, una cámara y los utensilios quirúrgicos. El problema es que, hasta ahora, esta técnica era en 2D y la visión de la óptica, más imprecisa. El Clínic ha desarrollado ahora un nuevo mecanismo que, con un convertidor informático de imagen en 3D, permite intervenir esta dolencia con una visión tridimensional. El centro ya ha operado a 23 pacientes y ha abierto la puerta a incorporar el 3D en todas las endoscopias.

La hiperplasia benigna de próstata afecta a la mitad de los hombres de más de 50 años. No es un crecimiento maligno de la glándula pero sí pasa factura a la calidad de vida de las personas que la sufren.La vejiga no llega a vaciar la orina y los afectados necesitan miccionar con frecuencia o urgencia, tienen dificultades para orinar o tienen que levantarse más veces por la noche para ir al baño. «A esas edades, el cómo orinas es una preocupación mayor. El 30% de los hombres tienen síntomas que impactan en su calidad de vida», señala Alcaraz.

La intervención quirúrgica es la alternativa a una medicación por vida para estos pacientes. Es, de hecho, la cirugía más común en la próstata. Solo el Clínic realiza, cada año, más de 200 operaciones de este tipo. Casi todos los casos —excepto las glándulas por encima de los 200 gramos— se intervienen por vía endoscópica. «La próstata es como una mandarina grande. Y se trata de quitar toda la pulpa, dejando la cáscara, para poder orinar mejor», ejemplifica el urólogo. En la operación,

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