EUROPA PRESS
- El cultivo del tabaco empobrece el suelo y perjudica la salud de los granjeros de países subdesarrollados.
- Hasta dos tercios de las colillas acaban en el medio ambiente: es el tabaco de cuarta mano.
Razones para dejar de fumar tienes muchas. Te estás jugando la salud. Pero si eso no te motiva, hazlo entonces por el planeta. El tabaco es el causante de “un daño importante” sobre el medio ambiente. Lo acaba de recordar la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Ocurre, aseguran, que los fumadores, los consumidores y los responsables de políticas ambientales no conocen este impacto.
De todo ello hablan los neumólogos en un editorial, publicado en la revista Archivos de Bronconeumología, sobre el posicionamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto al tabaco y el medio ambiente. Dice la SEPAR que “la OMS ha publicado un informe escalofriante sobre el cultivo, curado, producción, transporte y distribución, tabaco de tercera mano y cuarta mano”.
La planta del tabaco necesita grandes cantidades de productos químicos y reguladores del crecimiento, lo que resulta nocivo para el medio ambiente, empobrece el suelo y perjudica la salud de los granjeros locales de países subdesarrollados, subrayan al hilo de lo señalado por la OMS. “Tanto el cultivo del tabaco como su curado se encuentran asociados a una agricultura destructiva para el medio ambiente en países pobres y en vías de desarrollo”, explica el presidente de SEPAR, Carlos Andrés Jiménez Ruiz.
“Aunque parezca que una plantación de tabaco reporta beneficios a los granjeros locales, en realidad se ha visto que las granjas dedicadas al cultivo del tabaco no son rentables y que la exposición mantenida a la planta del tabaco perjudica la salud de los granjeros, que acaban desarrollando la enfermedad del tabaco verde”, agrega el doctor Jiménez. La enfermedad se caracteriza por náuseas, vómitos, cefalea, debilidad muscular y vértigo.
El uso de pesticidas como el dicloro difenil tricloroetano y otros contaminantes orgánicos persistentes, que están prohibidos en países desarrollados, tienen efectos en la salud por exposición crónica, incluso en las personas que no cultivan directamente el tabaco. Destacan trastornos en el nacimiento, tumores, cambios genéticos, desórdenes endocrinos, sanguíneos, neurológicos y psiquiátricos, detalla el editorial.
El cultivo de tabaco también conduce a la deforestación.