La expectativa de ser padres que no se concreta incrementa la ansiedad, que influye en el hecho de que el embarazo no se produzca. Se entra en un círculo vicioso que altera los ritmos del ciclo menstrual y la ovulación, lo que retrasa el inicio de la gestación.

Cuando una pareja decide tener un hijo y el test de embarazo no acaba de dar positivo, comienza a crecer la ansiedad y el estrés porque el bebé no llega. Esta situación suele convertirse en una espiral que se retroalimenta. La expectativa de ser padres que no se concreta incrementa la ansiedad, que influye en el hecho de que el embarazo no se produzca. “Existe una clara relación entre el estado emocional y la fertilidad. El estrés disminuye la capacidad reproductiva tanto en la mujer como en el hombre. Además, la dificultad para concebir un hijo puede generar sentimientos de frustración, ansiedad, y depresión, lo cual puede desarrollar un círculo vicioso que, en ocasiones, es difícil de romper. La ansiedad puede producir cambios en el ciclo menstrual y por lo tanto problemas en la ovulación, lo que puede influir directamente en la capacidad de obtener una gestación.”, explica, Álvaro Tejerizo, Jefe de Sección del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

Un embarazo puede retrasarse porque existe una circunstancia física que impide la gestación. No obstante, se tiende a focalizar en la mujer, como portadora en su interior de la nueva vida, el impedimento que frena el embarazo. Sin embargo, “aunque es cierto que la edad de la mujer es la que más condiciona los límites de la fertilidad, hay que decir que no se debe centrar el problema exclusivamente en la mujer. Una pareja sana que mantiene relaciones sexuales con frecuencia y sin método anticonceptivo puede esperar el embarazo hasta un año. Aproximadamente el 90% de estas parejas consiguen gestación en ese tiempo. En casos con problemas conocidos, como enfermedades que puedan haber obstruido las Trompas de Falopio, como endiometrosis o enfermedades inflamatorias pélvicas o en el caso de las mujeres con edades superiores a los 37 años,

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