JERÓNIMO ORS

  • Un truco para ayudar a la piel es permanecer un rato a oscuras después de la exposición al sol.
  • Hay que evitar las gotitas de agua sobre la superficie de la piel, ya que hacen efecto de lupa.

Protección solar

El concepto de piel bronceada y, como tal atractiva, es relativamente reciente. Históricamente, lo que se conocía como gente de clase alta, estaba siempre de un blanco inmaculado. Y alardeaba de esa palidez. Las señoras, que paseaban al aire libre con velo, procuraban muy cuidadosamente no exponerse al sol. ¡Ay, qué tiempos!

El tono bronceado era propio de las personas que trabajaban en el campo o en la mar, y que no tenían otro remedio que exponerse al aire libre por la carencia de medios económicos. De hecho, hasta hace poco tiempo, el cáncer de piel era llamado «del campesino» o «del marinero» porque era muy poco frecuente su aparición en la burguesía.

Según la leyenda, todo cambió con una moda que inventó la mítica Coco Chanel. Al parecer, la diseñadora disfrutó de un intenso fin de semana en un yate y volvió a tierra con la piel roja, inflamada y abrasada por el sol. Esa noche tenía una fiesta y, horrorizada, descubrió que su aspecto no era nada presentable para los estándares de la época.

Las opciones eran, usar un maquillaje blanco que disimulara o, como era una mujer valiente, apechugar con su nuevo aspecto de campesina. Pero arriesgó. Con un vestido de seda blanca, que realzaba más su bronceado, se presentó en el convite. Su éxito fue apoteósico. Puso de moda el look de mujer deportista y liberada. El acceso a los viajes, la libertad recién llegada a la mujer con la moda de los baños de mar y, mucho después, las piscinas hicieron el resto.

Esta tendencia, desgraciadamente, supone consecuencias en la salud de nuestra piel para los que tenemos más de 50 años. En la consulta vemos a diario pieles foto envejecidas, apagadas, marchitas, arrugadas, y llenas de problemas. El cáncer es el más terrible exponente de todos estos problemas.

No obstante, y visto que la atracción por el sol es innegociable, lo aconsejable es asentar unos hábitos que nos permitan minimizar riesgos. El primero es, por supuesto,

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