Las mascarillas se han convertido en un elemento fundamental para frenar los contagios de Covid-19 y, en los últimos días, han cobrado especial protagonismo las mascarillas FFP2 debido al debate sobre si deberían ser o no obligatorias en los espacios cerrados.
De hecho, en países como Austria o Alemania ya se ha implantado como medida obligatoria llevar la mascarillas FFP2 en lugares como, por ejemplo, el transporte público, ya que son más eficaces a la hora de filtrar las partículas y proteger contra el virus.
Estas mascarillas, que durante el principio de la pandemia solamente estaban recomendadas para personas consideradas vulnerables o personal sanitario, deben estar homologadas para que sean válidas y de verdad se garantice su porcentaje de eficacia a la hora de proteger contra el coronaviurs.
Mirando el etiquetado. La homologación es el único modo de comprobar ciertamente que la mascarilla es auténtica y cumple con los requisitos de la UE. Por ello, hay que comprobar que la masacrilla está aprobada por el Reglamento de la UE 2016/425 y por la norma EN149:2001+A1:2009, relativa a este tipo de protección.
Las mascarillas FFP2 más comunes son las KN95, que proceden de China. Por ese motivo, desde el 30 de enero ya no se podrán poner a la venta en España al considerarse no homologadas,