Cuando se acerca el parto, las mujeres solemos estar atentas a todas las señales de nuestro cuerpo. Uno de los principales signos de que es inminente, por supuesto, es la rotura del saco amniótico, lo que popularmente se conoce como romper aguas.

A priori puede parecer algo obvio, pero cuando tenemos en cuenta fenómenos habituales en el embarazo como son las pérdidas de orina, nos damos cuenta de que puede que no sea tan sencillo estar seguras de si hemos roto aguas. Así que, ¿Cómo podemos saberlo con certeza?

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Lo primero que hay que aclarar es que no siempre se produce la rotura de la fuente. En unos pocos casos (muy raros), el bebé puede nacer con el saco amniótico intacto, lo que se conoce como parto velado. Por ello, y aunque estos casos son excepcionales (en la gran mayoría de situaciones, la mujer rompe aguas y entra en parto dentro de las 24 horas siguientes), la señal inequívoca de que va a nacer el bebé es el inicio de las contracciones.

Otro punto a que destacar es que si la rotura se produce antes de la semana 37 de embarazo, se considera que se ha producido una ruptura prematura de membranas y se trata de una urgencia médica que puede tener graves consecuencias para la mujer y para el bebé si no recibe la atención adecuada.

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