Durante estas últimas semanas las temperaturas han descendido, como es habitual en esta época del año, y uno de los recursos para calentar la vivienda es el uso de la calefacción.

Una temperatura adecuada que caliente todos los espacios sin excesos genera un ambiente confortable en invierno que no perjudica a la salud. Sin embargo, mantener una temperatura elevada puede provocar efectos nocivos, sobre todo en nuestro sistema respiratorio.

¿Qué efectos produce el calor excesivo en la vivienda?

El exceso de calor en el ambiente puede provocar sequedad que acabe causando deshidratación, así como afecciones en la piel u otros problemas como infecciones, enfermedades respiratorias o dolor de cabeza.

Asimismo, cuando la temperatura es excesiva puede producirse un «empeoramiento de las alergias, sequedad de las mucosas o problemas de sueño», explica la doctora María Sanz Almazán, del Grupo de Trabajo de Respiratorio de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Estos efectos pueden variar en función de la situación de cada persona, esto es, de factores como su edad o si padece alguna enfermedad crónica. Según la experta, la temperatura ideal para la vivienda oscila entre los 19 °C y 23 °C. «En general, una persona en reposo comienza a sentir frío con temperaturas inferiores a 20 °C».

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