El verano es la época del año en la que tendemos a pasar más tiempo en el exterior. Es también el momento de algunos fenómenos atmosféricos extremos, como las tormentas eléctricas o las olas de calor, y todas estas condiciones ambientales pueden empeorar los síntomas de algunas condiciones como el asma.

El verano y los casos de asma grave

Como explica la neumóloga Laurie Manka del hospital norteamericano National Jewish Health para el noticiario estadounidense CNN, la humedad y la electricidad de las tormentas eléctricas estivales pueden fragmentar ciertas partículas suspendidas en el aire, como las del polen, en pedazos más pequeños. Esto puede suponer un problema para las vías respiratorias de las personas con asma grave, ya que cuanto más pequeñas sean las partículas más sencillo es que ingresen hasta las profundidades de nuestro aparato respiratorio.

«Todas las personas que tienen riesgo de asma severo relacionado con esto [alergias al polen y otras partículas ambientales] pueden notar que sus síntomas empeoran y podrían acabar en la sala de emergencias o incluso hospitalizadas», señala la experta.

Similarmente, elementos como el moho (favorecido por la humedad), el polen del césped o los árboles o el humo de los incendios forestales pueden también contribuir a la irritación de las vías respiratorias.

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