En las celebraciones navideñas, sobre todo la de Año Nuevo, pero también otros eventos habituales en nuestro país como las hogueras de San Juan o las fiestas patronales de cualquier ciudad y pueblo es casi generalizado el uso de petardos y fuegos artificiales. Algo que por desgracia para muchos perros se convierte en un infierno por el malestar y miedo que les provoca el sonido que estos generan.

¿Por qué ocurre esto? Los perros tienen una capacidad auditiva muy superior a la de los humanos. Son capaces de percibir sonidos a 40.000 hertzios mientras que las personas solo llegan a 20.000. Sus oídos son tan potentes que oyen frecuencias imperceptibles para nosotros como el zumbido de una bombilla o el latido de un bebé dentro de la tripa de su madre y, por extensión, sienten de una manera más intensa los ruidos que sí perciben las personas.

Por lo tanto, el perro recibe el ruido de un cohete, un petardo o de los fuegos artificiales de una manera muy intensa y no solo eso, el animal tampoco entiende que se trata del sonido de una celebración. Para él es algo repentino e inesperado por lo que su instinto de supervivencia se manifiesta y le hace huir o esconderse para protegerse.

En los casos más graves,

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