Si tomamos el sol protección o si estamos muchas horas expuestos sin aplicar cada dos horas crema protectora solar, en verano es muy probable que muchas personas -especialmente las que tienen un fototipo 1 o 2- sufran quemaduras solares. Además de ser muy molestas, pueden ser peligrosas. Por un lado, porque sus efectos sobre la piel son acumulativos y, con cada quemadura, aumentamos las probabilidades de padecer cáncer de piel, y por otro, porque el sol también provocarnos quemaduras graves que requieran de atención médica. La presencia de ampollas es uno de los principales signos que nos puede hacer sospechar que estamos ante una quemadura moderada o grave.

¿Qué hacer si nos salen ampollas tras la exposición solar?

La presencia de ampollas en una quemadura solar, especialmente si ocupan el 20% o más de la quemadura, requieren de atención médica, pues, además de que indican que la quemadura es más grave que las que solo presentan enrojecimiento, las ampollas, por el riesgo que tienen de explotarse o supurar, pueden provocar una infección o erupciones que compliquen la recuperación. También pueden dejar manchas o hiperpigmentación. Si son muy pequeñas o aisladas, podemos tratarlas en casa o seguir los consejos del farmacéutico, pero siempre estando atentos a si aparecen signos de infección, como hinchazón o si las ampollas se vuelven amarillas o rojas.

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