TODOS TENEMOS problemas, pero es obvio que no todos son psicológicos. ¿Cómo podemos distinguirlos? Comencemos tomando prestado el título de un libro de Ernesto López y Miguel Costa: Los problemas psicológicos no son enfermedades (y viceversa, habría que añadir). Tener un dolor crónico, contraer una infección o desarrollar una demencia no son problemas psicológicos. Muchos problemas orgánicos pueden provocar síntomas psicopatológicos, pero ni esa enfermedad ni esos síntomas son problemas psicológicos y, por tanto, no son competencia del psicólogo.
Un error habitual a la hora de definir los problemas psicológicos es equipararlos a lo que la psiquiatría ha establecido como patología en sus manuales de diagnóstico, un punto de vista ampliamente difundido debido al enorme peso de la industria de los psicofármacos y la colaboración de organismos estatales y profesionales. Su influencia es tal que puede considerarse, como afirma el filósofo César Rendueles, que el DSM (el principal manual diagnóstico de la psiquiatría) es el libro más importante de la segunda mitad de siglo XX. Desde esta perspectiva se considera que ciertos pensamientos, sentimientos y conductas son “normales” y otros “patológicos”, y que es la psiquiatría la que tiene la potestad para diferenciar unos de otros. Estas clasificaciones han sido cuestionadas tanto por un sector de la propia psiquiatría como por filósofos y sociólogos y, particularmente, por colectivos de personas que han comprobado en sus carnes cómo algunos diagnósticos psiquiátricos son fuente de abusos, estigma y exclusión.
Diego Mir
Al contrario de lo que pensamos habitualmente, el sufrimiento no forma parte necesariamente del problema psicológico. Ser víctima de acoso laboral, estar a punto de ser desahuciado y otras situaciones pueden provocar un gran sufrimiento, pero a nadie se le ocurriría considerar que son problemas psicológicos. Hay infinidad de problemas sociales que provocan un gran nivel de malestar y que tienen que ser abordados principalmente con medidas preventivas. Los psicólogos podemos participar junto a otros profesionales en su elaboración, pero no podemos reducir esas complejas circunstancias al ámbito de lo psicológico. De la misma manera,