A finales del mes pasado, la red social Pinteresthizo pública su intención de restringir los resultados de búsqueda de información cada vez que alguien teclee palabras relacionadas con las vacunas. Términos como «sarampión» y «seguridad de la vacuna» dirigirán a sus usuarios directamente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Unos días después, la agencia de la ONU también anunciaba que se unirá a Facebook para que los usuarios de la red social, así como los de Instagram, accedan y compartan, en varios idiomas, información basada en la evidencia científica sobre las vacunas.

La intención de estos movimientos es combatir los mitos que se difunden en Internet, y parece una medida necesaria ante la información errónea sobre las vacunas que amenaza la salud mundial. Según ha advertido el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, esta expansión de creencias sin fundamento científico «podría revertir décadas de progreso en la lucha contra las enfermedades prevenibles la difteria, la hepatitis, la poliomielitis y el sarampión». El peligro es suficientemente importante como para que la OMS considere que el rechazo a las vacunas es una de las diez grandes amenazas para la salud global.

El posicionamiento de las redes sociales, que en los últimos tiempos han sido señaladas por difundir bulos contra la salud, deriva de la creciente presión pública contra la desinformación acerca de las vacunas en internet. En febrero, el diputado demócrata estadounidense Adam Schiff exigió responsabilidades en una carta abierta a las plataformas Facebook y Google por recomendar información de los grupos antivacunas, una crítica a la que se sumaron la Asociación Médica Americana y la Academia Americana de Pediatría, que advierten que la difusión antivacunas se beneficia de los algoritmos de búsqueda, terreno en el que lo más polémico, escandaloso, llamativo o falso se viraliza más rápido que lo veraz. Es algo que inquieta porque puede tener un efecto de arrastre entre muchos progenitores primerizos.

Receptiva a la demanda social,

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