El uno por el otro, la casa sin barrer. Han pasado cuatro meses desde las elecciones municipales y ninguna de las tres administraciones afectadas (Ayuntamiento, Diputación de Barcelona y Generalitat) han avanzado en decidir dónde ubicar el nuevo CAP del Raval, que ahora ocupa un edificio que no reúne las condiciones necesarias. Una inacción a la que asisten atónitos y críticos los vecinos y los profesionales sanitarios del ambulatorio.

Con el ambiente preelectoral al rojo vivo, el mandato pasado se cerró en el Ayuntamiento con el intento (fallido por falta de apoyo) del gobierno de la alcaldesa Ada Colau de revocar la cesión del consistorio de la Capilla de la Misericordia al MACBA. La cesión se remonta al gobierno del alcalde Xavier Trias y se pensó para ampliar el museo, aunque posteriormente el propio departamento de Salud convino que era la única alternativa viable para ubicar el ambulatorio.

La decisión de que el MACBA se quede con la capilla llegó en medio de un gran ruido político y tras una oferta in extremis y de compleja ejecución: construir un edificio con forma de cubo al lado del museo (idea del Ayuntamiento), en un suelo que es propiedad de la Diputación (vinculado al CCCB) y que está calificado como zona verde. El preacuerdo de cesión del suelo fue presentado por la Diputación, Salud y Cultura, aunque el Ayuntamiento tendría que tramitar el cambio de uso del suelo de zona verde a equipamiento.

Preguntadas las tres partes, las tres reconocen que no han vuelto a trabajar en el tema. Fuentes de la Diputación recuerdan que, tras las municipales, el gobierno de la institución ha cambiado de color y aseguran que el uso del solar está en la carpeta de temas pendientes, pero que no hay ninguna decisión tomada. En el Departamento de Salud de la Generalitat urgen al Ayuntamiento a que decida dónde se ubica el CAP.

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