EUROPA PRESS

  • Esta joven estudia Medicina para poder ayudar a personas que están pasando por la misma enfermedad.

Carlota

Carlota quiere tener una vida «normal» y no contar «todo el rato» calorías en su cabeza. Tiene anorexia desde los 14 años y ahora, a los 21, estudia Medicina para especializarse en Psiquiatría y poder ayudar a personas que están pasando por lo mismo que a ella le costó la adolescencia.

«Entre los hospitales y que yo me aislaba, no viví una adolescencia normal. Perdí a casi todas mis amigas por eso», explica Carlota en una entrevista.

Empezó a restringir las comidas con 14 años, para ella era una manera de «tener el control sobre algo» en un momento en el que tenía problemas familiares. Estuvo ingresada en el Hospital Niño Jesús y reconoce que al entrar sintió «miedo» porque no se veía preparada para subir de peso e iniciar el proceso de recuperación.

Desde entonces, ha tenido etapas de mejora y de «recaída», pero después de ocho años de enfermedad asegura que ha aprendido a identificarla y pedir ayuda porque «no se cura». «Lo importante es no canalizar los problemas a través de la comida», explica la joven que, a día de hoy, continúa yendo a terapia psicológica.

Webs que promueven estos trastornos

Al principio de su enfermedad, Carlota consultaba páginas web que hacen apología de la anorexia y la bulimia. Estas páginas se llaman ‘Pro-Ana’, a favor de la anorexia, y ‘Pro-Mía’, que fomentan la bulimia.

«Estas webs proponen una autodestrucción absoluta«, según denuncia la joven que alerta de que en ellas dan consejos sobre cómo vomitar sin hacer ruido, cuánto chicle comer para no tener hambre y cómo autolesionarse.

Una madre inició una petición en change.org hace dos años para que el gobierno garantice la persecución y el cierre de estas páginas. En el texto, expone que no sabía que existían hasta que su hija le confesó que había visitado una de ellas y las define como «lo más espantoso» que ha leído «jamás». La solicitud cuenta con casi 285.000 firmas.

Además, a través de ellas, los jóvenes acceden a grupos de WhatsApp en los que se presentan dando su nombre, su edad, su peso y especifican cuánto quieren adelgazar. Los participantes del grupo exponen sus dudas sobre qué ejercicios hacer,

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