Un paquete de recomendaciones inédito, totalmente reorientado al ‘shock’ social y económico provocado por el patógeno letal. La Comisión Europea readapta su informe económico semestral a las consecuencias del coronavirus, que ha colocado en jaque a todos los Estados miembros. Y las recetas que aporta se guían por un doble objetivo: mitigar sus consecuencias a corto y medio plazo y relanzar el crecimiento sin perder de referencia la transición verde y la transformación digital. Una fotografía que nada tiene que ver con la del informe de febrero, cuando la cota de empleo en la UE era las más elevada de la última década, se mantenía la inercia de expansión del PIB pese a las tensiones comerciales, y España aportaba un porcentaje de crecimiento superior a la media.

Con la cláusula de escape activa, con la mano abierta a que los Estados hagan el esfuerzo que sea necesario sin atender a las reglas de déficit (el techo del 3%) y endeudamiento público (recomendado en el 60% del PIB), se anima a todos a mantener las políticas de apoyo fiscal para salir de la más grave recesión desde 1929. Y en el caso de España se le emplaza de manera específica a «fortalecer la capacidad de recuperación» y respuesta de su sistema sanitario, prestando especial atención «a los trabajadores, a la disponibilidad de productos médicos «críticos» y, en definitiva, a la propia «infraestructura» de una red de salud que ha estado pensionada al límite durante semanas por los latigazos del coronavirus.

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En materia de empleo, también sugiere al Gobierno medidas para preservarlo, incluso con «incentivos efectivos de contratación y desarrollo de habilidades», prestando especial asistencia a los «trabajadores atípicos». Y poner el foco en «la cobertura y la adecuación de los esquemas de ingresos mínimos y el apoyo familiar», así como en el «acceso al aprendizaje digital».

Garantizar la aplicación efectiva de medidas para proporcionar liquidez a pymes y autónomos;

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