Ben Affleck vive fuera del foco. La estrella de cine, actor, director y productor, está hoy más apagada y alejada de los flashes que nunca, pero por voluntad propia. Son los últimos días de lo que se prevé como un retorno a lo grande, pero para el que Affleck ha decidido dar un paso atrás y tomar carrerilla.

A mediados de agosto el ganador del Oscar cumplía 47 años. Lo celebraba el pasado fin de semana, pero solo a medio gas. No hay imágenes de él. Pero como han contado varios testigos lo disfrutó con sus hijos, pero sin la madre de ellos. Violet, de 13 años; Seraphina, de 10; y Samuel, de siete, acudían a cenar con su padre, pero su exmujer, la también actriz Jennifer Garner, con quien siempre ha presumido de mantener una relación excelente, prefería quedarse al margen. Padre e hijos festejaron el día —aunque con más de una semana de retraso— con una tarta gigante en el mismo restaurante de Los Ángeles (California) donde llevan celebrándolo los últimos tres años, según han contado quienes estuvieron cerca a varios medios estadounidenses. Pero ni exesposas ni posibles parejas del intérprete de Pearl Harbour estuvieron con ellos.

Ben Affleck y Jennifer Garner llevan ya un año divorciados. Después de diez años casados y un largo período separados —a causa de una infidelidad, como se supo después— llegaron a un acuerdo de divorcio a finales del pasado mes de agosto. No fue fácil. Llevaban gestionándolo desde abril de 2017, cuando ya llevaban dos años de una larga separación, y tardaron otros 16 meses en lograr ponerse de acuerdo. En el camino también intervino el alcoholismo del actor, que le llevó a pasar por una clínica de desintoxicación.

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