Al Pacino, que encarnó al despiadado Michael Corleone en El Padrino, ha confesado a los 79 años que necesitó ayuda psicológica para gestionar la fama repentina que le reportó el proyecto que dirigió Martin Scorsese. El actor, que ha vuelto a lo grande de la mano de este mismo director en el filme El irlandés, donde le acompañan sus compañeros Robert de Niro y Joe Pesci, se siente ahora seguro como para poder hablar de un problema que muchos famosos han ocultado durante años. Una tendencia que han seguido últimamente muchas celebridades para visibilizar y normalizar los problemas de salud mental.

Al Pacino ha reconocido ahora que tuvo que buscar ayuda psicológica para aprender a gestionar la fama repentina que le llegó tras rodar El Padrino, un proyecto ilusionante que como actor le brindó todo tipo de reconocimientos pero que trajo pareja una gran presión cuando el éxito desbordó las previsiones de sus creadores en la década de los setenta. «Tuve que trabajar muchas cosas. Fui a terapia cinco días a la semana durante 25 años», le ha dicho el actor a Hollywood Reporter.

Según el actor estas sesiones de terapia fueron fundamentales en su vida. Durante los años setenta los proyectos cinematográficos –El Padrino I, Serpico, El Padrino II y Tarde de perros– y los premios se sucedieron y hubo un momento en el que la ayuda psicológica que se vio obligado a pedir le sirvió para recolocar sus prioridades y tomar la decisión de tomarse su trabajo con más tranquilidad en los años siguientes y seleccionar de forma mucho más escrupulosa los proyectos en los que quería embarcarse. 

Al Pacino como Michael Corleone en 'El padrino. Parte II'.Al Pacino como Michael Corleone en ‘El padrino. Parte II’. PARAMOUNT PICTURES

«Fue una buena decisión para mí alejarme de aquel ritmo frenético. Me gustó. Pero lo que ocurre es que se acaba el dinero»,

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