Las manos engarabitadas de Abilio Segarra son la secuela más visible de la lepra que pasó hace 60 años. Y lo hizo en el mismo pabellón en el que vive ahora, el asignado antiguamente a los hombres en el sanatorio de Fontilles, en la sierra de Alicante. Un complejo reconvertido en centro para mediana y larga estancia que, sin embargo, mantiene un curioso lazo con la enfermedad que motivó que se creara. Del medio centenar de residentes que alberga, 23, los que habitan la planta alta del edificio, tuvieron lepra hace años. Algunos, los más afectados, nunca se fueron cuando se curaron. El miedo al rechazo, la voluntad de no ser una carga para las familias y la dificultad para reintegrase después de años en el centro les llevaron a quedarse. Otros salieron, pero han vuelto. A sus 76 años, Segarra es el portavoz oficioso de todos ellos. Llegó con 17 años, en 1960, y le dieron el alta cinco años más tarde. “Si entonces era el más joven, imagínese cómo están los que quedan”, dice con un expansivo buen humor para justificar que no se entreviste a sus compañeros. El envejecimiento y el miedo al rechazo hacen que sea tan difícil encontrar afectados que puedan y quieran hablar. “Hemos vencido antes a la lepra que a su estigma”, afirma Yolanda Sanchís, directora de Sensibilización y Voluntariado de la fundación titular del sanatorio.

Segarra es uno de los últimos testigos de la época en que Fontilles era uno de los mayores sanatorios para leprosos de España, con más de 400 ingresados. Y sigue siendo una referencia nacional y mundial contra la enfermedad. Su laboratorio, en el que trabaja desde 1981 Pedro Torres, quien ahora lo dirige, es el que efectúa el análisis definitivo para saber si una persona tiene lepra. El año pasado revisó más de 70 muestras de piel, y encontró seis positivos. Pero también recibe envíos del extranjero, y mediante videoconferencia ayuda a diagnosticar en lugares donde no es posible disponer de un laboratorio, explica Torres.

El ensayo es relativamente sencillo: una tinción del tejido a ver si hay Mycobacterium leprae,

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