Ante el contexto actual, el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, a través de su grupo de trabajo de Urgencias y Emergencias, quiere transmitir una serie de pautas dirigidas a la población general y de riesgo, destinadas a promover un afrontamiento psicológico adecuado.
No obstante, debido a la incertidumbre que ocasionan este tipo de situaciones, debemos prestar atención a los cuidados relacionados con la propia prevención de la transmisión, tales como las medidas de higiene, como a aquellos cuidados que tienen que ver con la salud emocional con la finalidad de reducir en la medida de lo posible situaciones de alarma que afecten a la ciudadanía.
La evolución de la situación comunicado a través de noticias y advertencias, no siempre se hace de la forma adecuada, bien por falta de rigurosidad, forma de comunicación, o sobredimensión de la misma. Esto puede influir en el estado emocional de las personas, dando lugar a conductas de alerta que se muestran poco eficaces a nivel personal y social.
Si no se está contagiado, pero está sintiendo una serie de emociones con alta intensidad y/o persistentes como:
1. Nerviosismo, agitación o tensión, con sensación de peligro inminente, y/o pánico.
2. No puede dejar de pensar en otra cosa que no sea la enfermedad, o la preocupación por enfermar.
3. Necesita estar permanentemente viendo y oyendo informaciones sobre este tema.
4. Tiene dificultad para concentrarse o interesarse por otros asuntos
5. Le cuesta desarrollar sus labores cotidianas o realizar su trabajo adecuadamente; el miedo le paraliza y le impide salir a la calle.
6. Está en estado de alerta, analizando sus sensaciones corporales, e interpretándolas como síntomas de enfermedad, siendo los signos normales habituales.
7. Le cuesta controlar su preocupación y pregunta persistentemente a sus familiares por su estado de salud, advirtiéndoles de los graves peligros que corren cada vez que salen del domicilio.