Los expertos observan los datos que llegan desde China, Corea del Sur, Italia o la Organización Mundial de la Salud (OMS). Confirman la alta mortalidad en las franjas de edad más avanzada y la escasa -casi nula- presencia del coronavirus entre los más pequeños; estudian los primeros informes científicos sobre esta epidemia que llegan de China y también las opciones terapéuticas que se están estudiando para atajar al virus del COVID-19. «En la actualidad, hay trabajos con 30 moléculas», explica el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, Ángel Gil. Fármacos como el interferón de varias compañías o el remdesivir desarrollado por Gilead. La combinación de estos antivirales -probados muchos con el ébola o el VIH- es una de las vías con las que se está trabajando.
«Puede que para final de año se desarrolle ya una solución», apunta Gil. «Para una vacuna yo creo que no habrá nada hasta ya 2021», asevera, por su parte, Víctor Briones, catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid y experto en epidemias. Mientras tanto, los casos de personas contagiadas seguirán aumentando durante los próximos meses aunque, apuntan, no será tan drástico gracias a las estrictas decisiones tomadas, como el cierre de colegios o la celebración de los eventos deportivos a puerta cerrada. «Son medidas para evitar los contagios masivos. No es lo mismo atender mil casos en una jornada, que mil casos en una semana. No se va a reducir el número de contagios, pero sí se evita colapsar el sistema sanitario», explica Gil. El objetivo es conseguir que la campana de Gauss, una representación de los datos, tenga menos ‘chepa’. «Una cuesta más tendida para llegar a una meseta y proceder a un suave descenso», añade Briones.
Puesto a prueba
Insisten los expertos que con estas decisiones el sistema sanitario, que está siendo puesto a prueba a diario,