En casa de Ildefonso Hernández (Mahón, 1956) han dejado en suspenso una boda y todas los encuentros familiares previstos para la primavera, nadie se despega del kit preventivo –pañuelos de papel para taparse la boca tras estornudar y un gel desinfectante de bolsillo– y vuelcan su tiempo libre en leer y pasear por el campo. Médico rural antes que comandante en jefe de la Salud Pública española durante la ofensiva del virus N1H1 –la famosa gripe A de 2009–, el catedrático de la Universidad Miguel Hernández de Alicante, uno de los epidemiólogos más reputados del país, nos ayuda a interpretar el terremoto del coronavirus y a anticipar sus consecuencias en nuestras vidas.

– El Gobierno central acaba de decretar el estado de alarma. ¿Era necesario?

– Esta decisión tiene un componente simbólico y otro material. Manda a la gente el mensaje de que esto va en serio y a la vez se despeja el camino para articular y coordinar mejor la respuesta al problema. A mi me parece sensato.

– ¿España sigue inexorablemente los pasos desesperados de Italia, blindada al exterior incapaz de contener la hemorragia de contagios?

– Inexorablemente, no. Se están adoptando medidas y vamos a ver si eso nos permite tener una curva epidémica más plana. Es decir, que aunque suba como está sucediendo ahora y tengamos bastantes casos, se produzca de una forma distribuida en el tiempo, de manera que los servicios sanitarios puedan atenderlos.

– Nuestros ratios actuales de contagio y fallecimientos son similares a los que tenía Italia apenas una semana antes de que decretara su aislamiento por tierra, mar y aire.

– La población italiana está más concentrada que España. Exceptuando Madrid, que lo está, muchas otras zonas de nuestro país se encuentran lejos de los focos de alto contagio. Yo creo que no va a ser igual que en Italia.

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