La paciente del hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid) Consuelo D., de 86 años, que murió asesinada el 2 de agosto de 2017 había sufrido una entrada masiva de aire en el sistema venoso. Así lo ha descrito esta mañana el médico internista José Alberto Arranz durante la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial contra la auxiliar de enfermería, Beatriz D. L., de 39 años. Esta profesional se enfrenta a la petición de condena de prisión permanente revisable o, subsidiariamente, a 40 años de prisión por dos delitos de asesinato consumado y un tercero en grado de tentativa.

El facultativo del hospital Príncipe de Asturias que tenía a su cargo la paciente ha indicado que esta había registrado «una mejoría palpable». De hecho, estaba previsto darle el alta al día siguiente. El médico ha relatado lo que ocurrió la tarde del 2 de agosto. Cuando entró en la habitación, la paciente estaba incorporada en la cama y cianótica («color azulado en los labios, la cara y los brazos»), lo que demostraba que estaba agonizando. Arranz la tumbó en la cama y comenzó las maniobras de reanimación cardiopulmonar. «No entendía muy bien el porqué de esa parada», ha afirmado Arranz.

El médico pidió que se sacara sangre a la paciente para analizarla. La enfermera lo intentó en un brazo hasta en dos ocasiones, pero tan solo le salió aire. Arranz se percató de que tenía la vena yugular inflamada, por lo que le dijo a su compañera que lo intentara allí. La sanitaria pinchó y no lo consiguió, por lo que repitió la operación. El resultado fue el mismo. La acusada comentó que esa presencia de aire podría deberse «a las maniobras de recuperación». «Por mi experiencia profesional, tenía claro que había ocurrido algo raro para que hubiera entrado tanto aire en el circuito sanguíneo», ha destacado el facultativo.

Arranz pidió a los familiares que le permitieran hacer la autopsia, a lo que estos se negaron. Pero sí les convenció para hacer un escáner al cuerpo.

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