Varios estudios han demostrado ya que el ejercicio físico ejerce un importante efecto protector frente al cáncer, e incluso que puede ralentizar su progresión una vez que ya ha aparecido.

En base a estos efectos, un nuevo estudio publicado en el medio especializado Prostate Cancer and Prostatic Diseases ha encontrado que incluso una única sesión de ejercicio aeróbico intenso puede aportar beneficios a las personas con cáncer de próstata avanzado.

El papel de las mioquinas

La investigación se basa en algunos trabajos previos que ya habían documentado que los varones con cáncer de próstata avanzado pueden modificar el contenido químico de su cuerpo a lo largo de meses de entrenamiento, de forma que logran una cierta supresión del crecimiento tumoral.

Esto se debe a que la musculatura esquelética segrega un tipo de proteínas llamadas mioquinas, y esta secreción aumenta con el ejercicio físico. Coincidentemente, estas mioquinas parecen tener efectos que minimizan el crecimiento tumoral, combatiendo activamente las células cancerosas y estimulando diferentes procesos inmunes en diversas partes del organismo.

Así, el trabajo en cuestión concluye que incluso una única sesión de un determinado ejercicio físico de alta intensidad eleva de manera observable el nivel de estas proteínas en la sangre.

Cada sesión cuenta

El ejercicio en el que se ha observado este efecto (lo que no excluye que también se produzca en otros) es la bicicleta estática,

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