La tenia, o lombriz solitaria, es un parásito intestinal bien conocido entre otras cosas por su impresionante tamaño (puede llegar a alcanzar los 15 metros de longitud). Lo que a menudo se pasa por alto es que, en sus diversas fases de desarrollo, este organismo puede atacar otros sistemas y órganos de nuestro cuerpo, como el cerebro.

Esto es lo que le sucedió hace tres años a un hombre de 38 años de Boston (Massachussetts, EEUU) que, pese a no haber mostrado ningún síntoma previamente, comenzó a sufrir violentas convulsiones una noche mientras dormía profundamente.

Así recoge los hechos un reporte de caso publicado en el medio científico The New England Journal of Medicine, que explica que la mujer del paciente llamó a la policía cuando éste cayó de la cama y comenzó a ‘agitarse’ una noche hacia las cuatro de la mañana.

Cuando los agentes llegaron al domicilio del matrimonio, encontraron al hombre «confuso, hablando sin sentido, desorientado y combativo», y al parecer se resistió activamente a entrar en la ambulancia.

Al establecer el perfil del enfermo, los investigadores señalan que el hombre, que había emigrado 20 años antes desde un área rural de Guatemala, no tenía ningún problema importante previo de salud, no tomaba ninguna medicación,

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