Las relaciones sociales son fundamentales para mantener la salud del cerebro y evitar el deterioro cognitivo. Así lo detalla un nuevo estudio publicado recientemente en la revista JAMA Network Open al mostrar cómo las interacciones y el apoyo social en la edad adulta influyen directamente en el envejecimiento cerebral y en cambios neuropatológicos, como los que ocurren durante la enfermedad del alzhéimer.

«Este estudio se suma a la creciente evidencia de que las personas pueden tomar medidas, ya sea por sí mismas o por las personas que más les importan, para aumentar las probabilidades de que retrasen el envejecimiento cognitivo o prevengan el desarrollo de síntomas de la enfermedad, algo que es importante dado que todavía no tenemos una cura», explica en un comunicado el investigador principal, el neurólogo Joel Salinas.

Los investigadores han observado que tener a alguien con quien poder hablar y que te escuche cuando lo necesitas se asocia a una mayor resiliencia cognitiva, «una medida de la capacidad del cerebro para funcionar mejor de lo que se esperaría debido a los cambios relacionados con el envejecimiento físico o la enfermedad», subrayan en el comunicado.

El estudio incluyó a un total de 2.171 personas adultas de una media de edad de 63 años,

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