Cuando sobreestimulamos a nuestro cerebro con situaciones de estrés y ansiedad, el resto del cuerpo también sufre estas alteraciones, a eso se le llama somatización emocional.

Hay personas que somatizan esa tensión por el corazón, al tener un pulso más rápido de lo normal, por el vientre si nuestro intestino está más sensible y, otras, por la piel, lo notarán si aparecen en su piel granitos, rojeces o sequedad.

Una buena forma de evitarlo, como explica el farmacéutico Jerónimo Ors es evitar en la medida de los posible el estrés y recurrir a actividades que nos relajen como la meditación, manualidades o el deporte. Como complemento sugiere el extracto de bulbo de narciso, que desacelera la piel. Además, favorece que la piel tenga un biorritmo normal, ralentiza su envejecimiento y la mantiene hidratada.

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