Tras un embarazo, una mola hidatiforme o un aborto espontáneo, en el cuerpo de algunas mujeres puede aparecer una grave complicación: el coriocarcinoma. Se trata de un cáncer agresivo, tendente a la metástasis, pero que puede ser curable si se detecta correctamente.

¿Qué es el coriocarcinoma?

El coriocarcinoma es un cáncer de la placenta, que se considera parte del espectro de las enfermedades trofoblásticas gestacionales. Suele ir precedido de una mola hidatiforme (crecimiento anormal de un embrión no viable en el útero), un aborto espontáneo, un embarazo ectópico o un embarazo normal a término. En casos muy raros, puede aparecer en lugares diferentes a la placenta o incluso darse en los hombres (concretamente, en las células germinales en los testículos).

Las causas son similares a las de otros tipos de cáncer: un daño genético en algunas células de un tejido determinado provoca un crecimiento descontrolado, lo que da origen al cáncer. Este daño puede producirse tras la fecundación de un óvulo por un espermatozoide en el útero (coriocarcinoma gestacional) o al margen de la misma (coriocarcinoma no gestacional).

¿Cuáles son sus síntomas?

Los principales signos tempranos del coriocarcinoma son bastante inespecíficos: dolor y sangrado vaginal. Por tanto, más que los síntomas (que en cualquier caso y siempre que no estén claramente asociados al período menstrual son una buena razón para buscar atención médica),

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