“La piel perfecta es el deseo más universal sobre el cuerpo”, aseguraba el zoólogo y divulgador científico Desmond Morris en El mono desnudo (1967), uno de los ensayos más importantes sobre la evolución del comportamiento humano. Morris explicaba entonces que la importancia de “la buena piel” reside en su función, como una suerte de soporte publicitario sobre el que los seres humanos anuncian salud, bienestar y fertilidad. Hasta hace poco, las redes sociales de los guapos, ricos y famosos eran una sucesión de luminosos con este mensaje, interrumpida —eso sí— por el esperanzador despertar de un movimiento, con Justin Bieber, Kylie Jenner o Lorde en sus filas, que no se corta al mostrar a sus millones de seguidores granos, eccemas o sarpullidos. No son mayoría.

La membrana más superficial del organismo protege el interior, pero su aspecto trasciende a lo orgánico repercutiendo en el ámbito social de los individuos. Y si el clasismo es una actitud que discrimina por clases, el pielismo lo hace por el aspecto de la piel. Un ejemplo conocido es el de la percepción de la lepra, una enfermedad cutánea muy poco contagiosa, cuya asociación a lo vergonzante aparece ya en textos sagrados del judaísmo, el cristianismo y el hinduismo. Pero, a pesar de la antigüedad de las fuentes que constatan su existencia, estarán en un error quienes piensen que el ostracismo hacia estos enfermos desapareció con el paso del medievo a la Edad Moderna.

El negocio de las pieles blancas

Más allá de las condiciones clínicas, hay una tendencia dermatológica que apuntala el clasismo imperante en la obsesión por el cutis perfecto: que sea cuanto más blanco, mejor. El bleaching, cosmética destinada a aclarar la piel, es hoy un negocio multimillonario en todo el mundo, aunque en muchos países florezca en el mercado ilegal por los riesgos asociados al uso de componentes como la hidroquinona (puede producir irritaciones, eritemas…) o el mercurio, cuya toxicidad siempre ha estado en entredicho. En el continente americano, su auge en las comunidades afroamericanas, asiáticas y latinas se circunscribe a mujeres adolescentes,

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