La media en el cambio de gafas en nuestro país, según el Colegio Nacional de Ópticos Optometristas, es de cinco años. Y no, no cambiamos las gafas porque notemos que se han estropeado; lo hacemos por moda, por una cuestión meramente estética, cuando en realidad las lentes sí se deterioran con el paso del tiempo y el uso que les demos.

Los expertos alertan que no hay que esperar a ver nuestras gafas con ralladuras, o pequeñas roturas para plantearnos la renovación: la salud ocular debe ser una prioridad, y darle a las gafas más vida de la razonable puede afectar a nuestra vista de manera evidente y evitable. Además del deterioro de los cristales, la graduación suele ir cambiando, por lo que la visita al oftalmólogo se hace necesaria cada año.

Si no ves bien o tus gafas tienen algún defecto, debes cambiarlas

Las revisiones anuales con el especialista se hacen necesarias porque en numerosas ocasiones nuestras lentes tienen defectos (por el deterioro) que no detectamos. No deberíamos esperar a que los cristales muestren signos evidentes de deterioro, porque quizá en ese momento ya llevemos mucho tiempo maltratando nuestra vista.

Aunque en la actualidad las gafas se hayan convertido en un objeto de moda, los oftalmólogos insisten en que su verdadera función es mejorar nuestra calidad visual,

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