«Yo tenía un perro negro que se llamaba Depresión. Cada vez que aparecía me sentía vacío. De repente, las actividades que normalmente me provocaban placer ya no me interesaban». Así describe la enfermedad el vídeo de una campaña de la Organización Mundial de la Salud, pensado para concienciar sobre un mal que, según el organismo, será la principal causa de discapacidad en 2030. El vídeo también aborda cómo dejarla atrás, y entre las medidas que uno debe tomar figura el movimiento. «Está clínicamente probado que el ejercicio regular puede ser tan efectivo para tratar la depresión leve como los antidepresivos, así que, ¡sal a pasear o a correr, y deja atrás a la bestia!», dice el mensaje.

Pese a que el ejercicio físico tiene cierto valor terapéutico en el tratamiento de los trastornos mentales, y es especialmente útil para alcanzar el bienestar de la mente, no todas las personas obtienen los mismos beneficios. En el caso de la depresión, la propia campaña admite que los esfuerzos por curarla varían en función del caso, que no todos se tratan igual. También señala -implícitamente- que las depresiones moderadas y severas, las que excluye el vídeo cuando toca el efecto del ejercicio físico, son las más peligrosas y difíciles de tratar, algunas de ellas son resistentes al tratamiento… Además, la relación entre el ejercicio y la terapia genera cierta controversia, ya no tanto por su verosimilitud como por la magnitud de los efectos. Ambos factores limitan el uso del ejercicio como terapia, aunque no anula sus beneficios.

Más confiados, más relajados, más abiertos

Antes de delimitar la frontera que separa lo que es beneficioso de lo que no, es importante conocer qué aporta el ejercicio físico a nivel psicológico, por qué hace que nos sintamos mejor y por qué hay tantas personas que no pueden pasar una semana sin salir a correr. Para empezar, el ejercicio activa la generación de neurotransmisores como la serotonina, que produce una sensación de bienestar, incluso de euforia, y eleva la confianza y la autoestima. También aumenta la segregación de endorfinas,

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